En su primera experiencia como entrenador, Luis García (Oviedo, 1981) está liderando una gran temporada del Juvenil A en División de Honor, a la vez que recibe multitud de elogios del fútbol base catalán. “Mi modelo de juego se basa en ser protagonista, querer el balón y tratar de generar superioridades”. Repasamos cómo está siendo este proceso con el técnico cervecero.
¿Cuál es tu balance de la primera parte de la temporada?
Estoy muy contento, disfrutando muchísimo. Creo que lo más importante es que los chicos están evolucionando muy bien y muy rápido. Para eso venimos, para tratar de seguir formándoles, ayudarles a mejorar y a entender más el juego.
¿En qué aspecto del juego has notado que tus jugadores han mejorado más respecto a los primeros entrenos en pretemporada?
Quedarse solo con uno sería injusto, creo que han mejorado en todo. Sobre todo, quien más lo nota es la gente que los ve cada mes o cada tres semanas. Nosotros, [el staff] hay cosas que hacen que las damos por normales porque los vemos todos los días, pero quienes los ven cada cierto tiempo dicen que han evolucionado muchísimo y lo estamos notando. Y ellos seguro que también, aunque a veces no se den cuenta.
Ahora que ya llevas unos meses trabajando aquí, ¿qué es lo que más te está gustando de la Damm?
Me está gustando todo, creo que es un club inmejorable. No podía haber elegido un club mejor para empezar a entrenar. Es cierto que tenía grandísimas referencias, pero creo que la realidad ha superado todo lo que me habían comentado. En la Damm todo son facilidades. Y a nivel humano me han hecho crecer muchísimo, no solo como entrenador, sino como persona.
¿El Club que te has encontrado era el que te imaginabas?
No, todavía más. Es un club profesional en fútbol formativo. Creo que esto se tiene que poner en gran valor y yo, por suerte, estoy aquí y estoy disfrutando mucho y evolucionando también como entrenador.
¿Te esperabas este nivel de la competición?
Sinceramente, no sabía muy bien dónde estábamos. Cuando vienes del mundo profesional, más o menos puedes tener una idea del nivel que hay. Por eso, a la gente que conocía el nivel del fútbol base le preguntaba cómo nos veía, en qué nivel estábamos… al staff también les preguntaba y ellos me decían que creían que estábamos bien. Tenía esa incertidumbre, y es muy importante como entrenador saber en qué momento y cómo estás con respecto a la categoría a la que te vas a enfrentar. La División de Honor es preciosa y súper competitiva, y hay que disfrutarla y competirla al máximo.
¿Cuáles son tus principios como entrenador de fútbol base?
Cuando tratas de formar te olvidas un poco del resultado. Personalmente, por cómo veo el fútbol se trata de enseñarle a los chicos ya no solo una idea de juego, sino a entender el juego cómo tal, qué está pasando en el partido, más allá de sistemas o una estructura determinada. Lo más importante es que interpreten lo qué pasa. A partir de ahí, pueden tomar mejores decisiones. Una de las herramientas que trato de utilizar es preguntarles mucho qué está pasando, cómo podemos generar situaciones y crear superioridades. A medida que van pasando los meses, ves que te van contestando correctamente.
Tú que has sido futbolista profesional, ¿te ha costado dejar de priorizar el resultado antes que el estilo de juego en este club donde tenemos una identidad muy definida?
No, no me ha costado porque yo creo mucho en el proceso, más que en el resultado. Dentro de mi idea de juego (que no tiene por qué ser la mejor del mundo porque hay muchas maneras de jugar al fútbol), si no seguimos mi proceso y ganamos no me quedo satisfecho porque no es la manera que yo busco para ganar. A partir de ahí, cuando tu juegas bien, y a jugar bien se le puede llamar de muchas maneras (en mi modelo de juego es ser protagonista, querer el balón, tratar de generar superioridades, y encontrar espacios y hombres libres), y ganas, es maravilloso. Cuando juegas de esa manera y pierdes, no me voy enfadado porque creo que el proceso es el adecuado. Evidentemente tienes que mejorar, no hay duda, independientemente de que ganes 3-0 o pierdas 1-4. Siempre hay que mejorar.
¿Crees que la exigencia que tienes actualmente será la misma cuando llegues a un banquillo de Primera?
Creo que la exigencia se la debe marcar uno mismo. Yo soy tremendamente exigente con mi trabajo y con todo lo que hago, y de la misma manera lo soy con los jugadores. Es la única manera de mejorar. La suerte que estoy teniendo ahora con la gente que dirige este club y que tengo alrededor mío es que no se meten en nada y te ayudan en todo lo que pueden. Tengo claro que a nivel profesional va a ser diferente. En cuanto a exigencia personal y colectiva, va a ser la misma como mínimo.
¿Tu deseo para 2020?
Mucha salud para todos. Para mi familia, la familia Damm, mis jugadores y para todos, porque sin salud no podemos hacer absolutamente nada. A partir ahí, teniendo salud podremos trabajar y exigirnos al máximo, ¡y soñar y disfrutar muy alto!
Entrevista por Ignasi Cardó y Carles Domènech
Fotografías por Pep Morata y Jordi Play