Hace cuatro meses que asumió uno de los cargos más importantes del fútbol mundial. Robert Moreno (Hospitalet de Llobregat, 42 años), actual seleccionador español, guarda un gran recuerdo de su paso por el CF Damm. “Estaba en un momento complicado y la Damm me dio una oportunidad”. Analizamos su etapa como cervecero y repasamos la actualidad con Robert Moreno.
Tu nombramiento como seleccionador español no fue un momento agradable por las circunstancias en que se produjo. ¿Cómo recibiste la designación?
Con sorpresa y con un sentimiento un poco extraño porque venía de una situación que ahora ya es pública, pero que entonces no se sabía y nosotros llevábamos en la intimidad por la gravedad que suponía. Podíamos esperar la decisión que tomó Luis de dejar el cargo y fueron 4-5 días muy intensos, porque el presidente nos dijo automáticamente que teníamos que seguir conmigo como primero. No tuvo ninguna duda, no dejó pasar unos días para pensarlo porque ya lo habían valorado. Fue una responsabilidad y una ilusión un poco apagada por lo que le estaba pasando a Luis, pero a la vez una alegría y algo que buscaba desde que era joven.
¿Cómo estás viviendo la experiencia de clasificar al grupo que lideras para el próximo Europeo?
Partiendo de la base que siempre se debe tener un objetivo a largo plazo, y más dirigiendo a una selección, intentamos centrarnos en ganar partidos porque la consecuencia es alcanzar objetivos. Nos lo estamos tomando con el reto de construir un equipo, porque en dinámica de selección estás poco tiempo reunido con el grupo. Estamos ganando y esperamos seguir ganando, porque es mejor crecer en la victoria que en la derrota.
Como entrenador, ¿te puedes permitir tener una mirada a largo plazo?
Yo vivo en el corto plazo. Hasta ahora, estaba centrado en Noruega y Suecia, nuestros próximos rivales. La Eurocopa es medio-largo plazo para mí actualmente. En todos estos años que llevo en el fútbol he aprendido que en cualquier momento las cosas cambian muchísimo, de un día para otro. Lo que nos preocupa a mí y a mi staff es hacer bien todo lo que podemos controlar y está a nuestro alcance.
¿Cuesta mucho referirte a tu cuerpo técnico cuando siempre has formado parte de un staff? ¿Y cómo es el cambio de segundo a primer entrenador?
No cuesta porque tengo muy interiorizado hablar en primera persona del plural. El cambio de rol me ha venido de una manera inesperada, pero me estoy encontrando a gusto. La relación que tengo con la gente que trabaja conmigo, para lo bueno y para malo, va más allá de lo que es un cuerpo técnico profesional normal y corriente. Nosotros tenemos amistad y vamos juntos de vacaciones, y cuando no estamos trabajando también estamos juntos. Es una ventaja para la convivencia, pero a la larga también vives momentos de mucha presión. Me estoy encontrando muy bien, seguramente porque llevo 20 años pensando que tenía que llegar este momento y, ahora que ha llegado, siento que estoy preparado. Quizás lo que era forzado es lo que estaba haciendo hasta ahora, hacer de segundo, sabiendo respetar las decisiones del primero, estar en un segundo plano, etc. Luis lo dijo en una entrevista que yo siempre he sido un primer entrenador en potencia.
¿Te ves muchos años en el cargo?
No te lo sé decir. Entrenando, sí. Pero el cargo no depende sólo del trabajo del entrenador, sino de los resultados, y que te eliminen en octavos, cuartos o semifinales de una Eurocopa depende de un rebote y estás fuera, y parece que tu trabajo sea desastroso. Esto no me hará dejar de entrenar. Me encantaría estar varios años en la selección. Es un cargo muy bonito, puedes ver a muchos jugadores y tienes tiempo y tranquilidad para analizar con calma. Sería magnífico poder completar un ciclo Eurocopa-Mundial.
¿Qué es lo mejor y lo peor de ser seleccionador en lugar de entrenar en un club?
Lo mejor de la selección es que tú eliges a los jugadores que quieres y tienes un amplio abanico de posibilidades. Te permite momentos de reflexión, de analizar y ver qué hacen los demás entrenadores, elegir bien los jugadores que están en forma en cada momento. En un club, cuando se cierra el mercado los jugadores son los que tienes, te guste o no, y les tienes que sacar rendimiento. Pero en un club también se compite cada tres días, todo es más inmediato. En la selección los tienes poco tiempo, sólo 5 veces al año, y cuando quieres trabajar mil cosas se hace difícil, pero al mismo tiempo no existe el desgaste de la competición de ganar o perder partidos, que es lo que determina el futuro del entrenador.
¿Qué recuerdo guardas de tu etapa en el Club de Fútbol Damm?
Recuerdo muchas cosas, sobre todo agradecimiento. Yo estaba en un momento complicado, salí rebotado de entrenar dos semanas al Juvenil A del Terrassa en División de Honor. Allí no había estructura. En ese momento, Carlos Martínez estaba entrenando al Juvenil B y yo no quería quedarme parado. Entonces, presenté una propuesta a Òscar Cosialls para aplicar el análisis de vídeo en la estructura técnica, y así se inició el proyecto. A media temporada, Carlos subió a entrar al primer equipo y me tocó coger al Juvenil B. Allí viví qué era entrenar a la Damm: tener los medios de un equipo profesional en un equipo de fútbol base, con un nivel altísimo de jugadores y una estructura muy completa alrededor. Creo que los jugadores que llegan de otros equipos se dan cuenta de la gran diferencia que supone. Conocí al presidente Barcons, que me dio una visión de la Damm, del fútbol y de tirar hacia delante. Fue sólo un año, pero fue muy bonito. Acabamos haciéndolo muy bien, ganando al Barça de Sergi Barjuan en casa y empatando en su campo. Me hicieron la propuesta de renovación y yo tenía que seguir, pero me fichó el Barça B y me fui, pero me hubiera encantado seguir en un club de referencia en Cataluña donde todos los entrenadores de fútbol base queríamos llegar algún día. Cuando te decían: “¿Dónde te gustaría entrenar?”, Barça, Espanyol y Damm eran los tres equipos que todo el mundo respondía.
Todos los que ha trabajado contigo destacan que eres un apasionado por el fútbol y, sobre todo, un trabajador incansable. ¿Qué cambios impulsaste en tu etapa en la Damm?
Nosotros introdujimos la utilización del vídeo en el Juvenil B con la aceptación de los jugadores, que incluso colaboraban con nosotros, y del Club. Se comenzó a crear una estructura para incorporar la figura del analista, que en aquel momento se visualizó como algo necesario en el fútbol base para la mejora de los jugadores. Pusimos la semilla de algo que, entonces era extraño, y que ahora ya se ha quedado y se ha normalizado como una parte más de los cuerpos técnicos.
Este proyecto no se terminó de implementar completamente hasta la llegada de Cristóbal Parralo unos años más tarde...
La resistencia al cambio respecto a las nuevas tendencias siempre es muy grande. Y en la Damm, un club con mucha historia detrás, todo eso que un chico joven como yo venía a explicar sobre colocar a una persona en la grada para grabar los partidos podía costar de aceptar. Pero con el apoyo de Òscar pudimos dar los primeros pasos.
¿Cómo ves al Club en estos momentos? ¿Lo has ido siguiendo?
Desde la distancia voy mirando como ha quedado la Damm. Sé que Luis García está entrenando al primer equipo. La Damm siempre debe estar luchando por estar arriba, por los medios que tiene y por la tarea que realiza en el fútbol catalán, que debe tener el reconocimiento que merece. Me consta que uno de mis predecesores, Vicente del Bosque, está enamorado de la Damm. “Siempre que puedo, voy para allí”, me dice. Por lo tanto, este reconocimiento ya no es sólo aquí, sino en todo el estado y va más allá del fútbol formativo. Esto es un orgullo para la Fundación Damm. El deporte es necesario en la juventud y es una forma de crecimiento. Le deseo toda la suerte al CF Damm y me gustaría volver en un futuro. De hecho, estoy convencido de que acabaré mi carrera en el fútbol base, volveré a los orígenes. Entrenar chicos es muy gratificante. Cuando te encuentras jugadores que han crecido y que recuerdan con mucho cariño cuando los intentaste ayudar… este sentimiento es uno de los motivos por los que me hice entrenador. Yo quería mejorar como jugador y no tenía entrenadores de nivel que me hicieran progresar.
¿Qué aspectos mejoraste como técnico en el CF Damm?
Tengo un recuerdo muy bonito de aquel año. Trabajé con Santi Pou, que ahora es el coach del Girona. Me ayudó en el proceso de hacerle ver al grupo que yo era el nuevo entrenador y cuáles eran mis principios. Y lo hicimos con unas sesiones de coaching que me ayudaron a definir en una lista una serie de principios que yo tenía interiorizados, y que después hice entender a los jugadores. Tras un mal inicio, conseguimos el cambio. Al principio, sufría para dar las listas de convocados, pero encontramos en mis criterios el modo de determinar quién merecía jugar. Aquello me hizo liberar toda la tensión y todavía hoy sigo los principios que nacieron en el vestuario del campo del Horta.
Después de pasar por la Damm y acompañar a Luis Enrique en Barça B, Roma y Celta, llegas al banquillo del Camp Nou y ganáis el triplete en la primera temporada. ¿Es lo máximo que se puede conseguir como entrenador?
Como segundo, sí. Ahora me queda como primero. Lo siento como mío, pero habiendo sido segundo entrenador. Mi ambición es máxima y miro desde la distancia todo lo que han conseguido Luis Enrique, Guardiola, Mourinho, que son las referencias más cercanas que tengo. A este último, lo admiro, porque como yo no ha sido jugador y ha conseguido muchas cosas. Mi reto es ser mejor que ellos, porque si apuntas a la luna, tal vez te acercas. Como entrenador, primero busco mejorar día a día, mañana ser mejor que hoy. Pero también compites, y tienes que ganar y ayudar a los jugadores a ganar títulos, que es nuestra tarea. Si no lo consigo y me quedo cerca, estaré encantado y, en cualquier caso, tendré la conciencia tranquila de haberlo intentado.
Una de las claves para triunfar en el fútbol profesional de élite es la gestión del vestuario. ¿Qué importancia tenía este factor cuando entrenabas en fútbol base?
Salvando las distancias, la misma. En las dos etapas tratas con personas. Cuando en la Damm debía desconvocar a cuatro jugadores lo pasaba fatal. Era más duro en fútbol base que en fútbol profesional porque allí no tienes la presión de la prensa, pero tienes que gestionar a los padres, que es lo mismo pero aumentado, porque son más pasionales con sus hijos. Ahora, la principal diferencia es que todo es más mediático y toda España opina sobre tu trabajo. Tener gente crítica a tu alrededor es bueno porque te mantiene despierto y te hace mejorar, e incluso para mí es una motivación encontrar gente que me critica y que piensa que no merezco estar aquí.
¿Cómo se hace para ganarse el respeto y la autoridad como entrenador de un tridente estratosférico formado por Messi, Suárez y Neymar?
Luis se lo ganó desde el inicio porque es una persona directa y honesta que te dice las cosas a la cara, te gusten o no, y que además tiene una trayectoria innegable como futbolista que ayuda a que estos tipos de futbolistas te escuchen. Pero esto dura cinco minutos. Ellos quieren que los ayudes. Seas quien seas, te valoran por lo que haces, no por quien eres. Este es el valor principal que estamos aplicando en la selección: que vengan por lo que hacen, no por quienes son. Yo tenía un papel más secundario en el trato con ellos, pero después de aquellos tres años, siento que ellos te valoraban por la percepción que tenían sobre qué les aportas. Creo que nosotros los ayudamos a ganar, y se demuestra que después no se ha repetido el triplete, y que no es tan fácil como tenerlos en el equipo. Si los ayudas, te respetan y te valoran. Si no tienen esta percepción, pasas a ser una persona intrascendente para ellos y no te dedican ni tiempo ni atención.
Has declarado que tu ídolo de niñez era Iván de la Peña. Curiosamente, su hijo Iván es hoy uno de los capitanes del Juvenil A cervecero. ¿Qué cualidades te gustaban del centrocampista?
El pase. La visión de juego. La capacidad para ver pases que nadie veía. Yo iba a los partidos para ver qué pase inventaba De la Peña, no me importaba lo que pasara después. Estabas mirando el partido tranquilamente y de repente creaba una línea de pase increíble y dejaba al compañero solo frente al portero.
Has afirmado que eres socio del Barça y hablas con naturalidad sobre cualquier tema, rompiendo con los tabúes de una persona que está triunfando en la élite.
No me considero ejemplo de nada. Sólo trato de ser yo mismo. He visto a mucha gente que llega a este nivel y que el personaje se lo come, y no quiero que me pase. Considero que, si intento hacer algo impostado, tarde o temprano se me notará. Soy alguien que viene de abajo y que se lo ha trabajado mucho para llegar hasta aquí. Además, hay mucha gente que es como yo que ahora me pide que lo haga bien porque les abrirá puertas, y eso me hace sentir una responsabilidad. No entiendo la vida de otra manera. Nos ha tocado vivir una serie de situaciones desagradables, y cuando lo pones todo en valor ves que hay cosas que no son tan importantes, y cuando deje de ser entrenador seguiré siendo persona, y no quiero dejar de ser persona cuando ya no sea entrenador. Intento mantener los amigos de siempre y no quiero tener nuevos por el hecho de ser seleccionador. Sé que no podré mantener exactamente mi vida de antes, pero seguiré tratando todo con naturalidad, con la familia y los amigos juntos. También soy consciente de que tengo un cargo que tiene una responsabilidad, y entiendo que hay temas sobre los que tengo una opinión, pero que no he de hablar públicamente porque estoy representando al fútbol español y a la federación. Y eso no es faltar a lo que yo pienso, sino ser cuidadoso y respetuoso con la gente que me ha contratado, porque cuando me siento en una rueda de prensa debo poner por delante el hecho de ser el seleccionador español, y no Robert Moreno. Hay mucha gente que sigue a la selección y que espera un comportamiento determinado del entrenador, y yo tengo que respetar a todo el mundo. Hay opiniones de las que no quiero tener ni seguidores ni detractores porque son de ámbito personal. Y creo que, como seleccionador, tampoco me tienen que preguntar sobre según qué temas que no tienen nada que ver con el fútbol o con mi cargo.
Entrevista por Ignasi Cardó y Carles Domènech.
Fotografías por Jordi Play.